sábado, 15 de septiembre de 2012

PARTE 10: LAS CATÁSTROFES NO CESAN


 Tomaron sus mochilas, recargaron y limpiaron sus rifles y pistolas.
Se cargaron con granadas, y una mochila.
No querían que nada malo pasara en la búsqueda de Chani.
Entraron al auto y emprendieron marcha.
Anteriormente, tuvieron que ir hasta donde se había quedado el auto, con combustible, se lo cargaron y regresaron a la base.
A lo lejos, vieron a Chani, en frente de 3 zombies, parada, inmóvil.
Los zombies se acercaban a ella lo mas rápido posible, ya podían saborearla.
PUM! PUM! PUM! – Triple Headshot, oh yeah! – Exclamó Iván, victorioso.
Chani volteó, sacó su rifle y disparó 3 veces.
- Les dije que ya no me molesten! – Grito Chani.
- Arrgghhh… me dio! – Dijo Iván, adolorido
- Mierda!! Chani! Estas loca mujer?! – Exclamó Julián con furia
- Solo déjenme en paz, idiotas! – Dijo Chani, mientras que corría y se perdía entre la niebla de la Ciudad Muerta.
Julián sacó el kit de primeros auxilios, y con una pinsa le quitó la bala del pecho a Iván.
A continuación le desinfectó la herida y se la tapó con una venda, untada en cicatrizante.
- Gracias, amigo – Dijo Iván, débil.
 - Vas a estar bien. – Retrucó Julián, con una leve sonrisa.
Lo cargó al auto y lo condujo como pudo, ya que no tenía mucha experiencia manejando.
Arribados a la base, la preocupación comenzó a surgir de nuevo: Flor no estaba.
Estaba la puerta de la guarida abierta de par en par, con rastros de sangre que comenzaban en las escaleras y terminaban mas allá, donde no podían ver.
- Mierda! Dijo Julián
Ahora todo dependía de el.
Acostó a Iván para que descansara, y bajó de inmediato, salió y cerró la puerta con seguridad.
Siguió los rastros de sangre, que por su textura, estaban secos, es decir, que había pasado ya bastante tiempo desde que se había derramado.
En una especie de terreno abandonado, la vió.
Su carne era grisácea y vieja, su pelo ya no era hermoso y sedoso, sus ojos ya no eran amarronados, sino rojo sangre.
Era Florencia, era un zombie.
Comenzó a acercarse a Julián lentamente, pero luego cada vez más rápido.
Julián, derramando una lágrima susurró:
- Perdoname… - Acto seguido sacó su revolver y le voló la tapa de los sesos.
Regresó a la base, destrozado y acabado.
Se duchó, preparó la comida para el y para su amigo.
Se alimentó, y tubo que llevarle la comida a la cama a Iván, que ya estaba casi recuperado
- Escuché un disparo, que paso? Estas bien? – Preguntó Iván, inmediatamente cuando Julián apareció por las escaleras.
- Esta… Esta… muerta. – Dijo Julián, con un dolor inmenso en su alma, dejó caer el plato de sopa por las escaleras, y se echó a llorar desconsoladamente en el brazo de su amigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario